lunes, 10 de noviembre de 2014

DESOBEDIENTES

DESOBEDIENTES

El juicio de cada ciudadano nos lleva a obedecer un gobierno o a desobedecerlo y ser ello una forma diferente de obedecer. La desobediencia política es la interrupción de la obligación política de obedecer al ordenamiento político. En un sistema democrático, partiendo de que ha sido elegido libremente por la mayoría de los ciudadanos, hay que obedecer lo dispuesto en el ordenamiento, salvo cuando el gobierno no cumple con sus deberes o no respeta los derechos de los ciudadanos.
Si el derecho infringido por el gobierno es un derecho recogido en el ordenamiento normativo, el desacato del ciudadano se hará por un principio de respeto al derecho sin que tenga que implicar motivo de conciencia. Si los derechos infringidos son sus derechos básicos como persona, el desacato se produce por un motivo de conciencia y su condición de persona. El desacato es muy diferente entre protesta y desobediencia aunque ambas sean resistencia, porque la protesta no pone en entredicho la ley y la desobediencia sí (Bilbeny, 1998: 256).
La desobediencia sólo está justificada si se dan unas condiciones especiales. No se puede desobedecer todo el ordenamiento de la democracia sino la parte que viole un derecho básico, porque sería un rechazo al sistema democrático. La desobediencia debe hacerse pacíficamente y con argumentos públicos, excluyendo las armas. Cuanto más dispuesto está el desobediente a aceptar las consecuencias de su decisión es más posible que éste no sea oportunista ni fraudulento. Es posible la justificación política de la desobediencia a la ley, no su irrazonable justificación legal. La ley democrática debe obedecerse salvo en aquellos casos en que viole un derecho básico de la democracia.
La democracia es consenso y obediencia y a la vez desobediencia y disensión. Legalmente no es justificable la desobediencia a la democracia porque es el poder de la legalidad, pero en cambio, si es justificable la desobediencia en sentido político.
Si bien hablamos de poder de la legalidad, es decir, el poder promulgado desde las leyes, el problema surge cuando se observan que las leyes no son justas, sujetas tales leyes desde los principios de igualdad ante la misma y conocimiento de éstas. Si bien no puede caerse en supuestos de ignorancia de la ley, no es cierto que la misma sea igual para todos, debido que el hombre no debe ser tratado como igual ante la misma. Jamás tendrán la misma formación ante la ley un analfabeto a una persona curtida en leyes.
Las leyes deben ser respetables según éstas puedan ser respetadas o no, ya que una cosa es la ley y otra bien distinta la justicia. Con frecuencia las leyes coinciden con la justicia, pero muchas veces las leyes se nos presentan como injustas.
La norma legal siempre, incluso aquellas que se evalúen como justas, son la formación de la voluntad del poder. Cuando al poder no le conviene una norma o no está conforme a una norma, la cambia o la quita, de modo que cuando existe una ley es porque el poder está conforme (Sampedro, 2011).
La sociedad se presupone como entidad que vive para el Estado; el hombre para la máquina del gobierno, siendo el gobierno una máquina cuya existencia y manutención depende en gran medida de la vitalidad circundante que la mantenga, el Estado, después de chupar el tuétano de la sociedad, se queda hético, muerto, con esa muerte herrumbrosa de la máquina, mucho más cadavérica que la del organismo vivo.
Ante cualquier espontaneidad social el Estado actuará interviniendo. Es inocente penar que las fuerzas del orden, creadas por el Estado para el orden, se contenten siempre con lo que el orden quiera. Lo inevitable es que dichas fuerzas acaben por definir y decidir ellas su posición o el orden a imponer.

Estudiantes del campus de Somosaguas de la Unversidad Complutense de Madrid, pertenecientes a la plataforma de asambleas 'Toma la Facultad', han cortado a primera hora de la mañana la carretera Húmera-Pozuelo en el marco de la jornada de huelga estudiantil convocada para este miércoles en las facultades de ese campus. Según testigos presenciales y fuentes policiales consultadas por Público, al poco de haber comenzado el corte, han llegado varios coches de la Policía Local y Nacional, han cargado contra los jóvenes y, con la ayuda de policías infiltrados en el interior del grupo, han detenido a uno de ellos que se encontraba grabando los hechos con una cámara de vídeo (…).
Fuente: Público 7/11/2012

Por todo ello, no queremos más que afirmarnos en nuestra concepción de que en todo sistema democrático, como en cualquier otro sistema, existen y existirán desavenencias propias de agentes externos, como la crisis, o de circunstancias internas que no hacen más que motivar a la población a dudar sobre sus representantes, figura principal en un sistema democrático representativo como el español. Si tal y como explicamos la leyes son promovidas por un gobierno viciado, dichas leyes nace de ese vicio y la democracia como tal debe beber de las citadas leyes, la maquinaria se pervierte sobremanera. Es entonces cuando el pueblo debe actuar, desobedecer ante unas leyes que no le son justas, que no le son aceptables. El malestar ciudadano lleva a la desobediencia civil, ésta lleva a la actuación social y el poder, el gobierno, u orden, según la óptica desde la que se observe, tiene como labor para, violentamente o no, dicha desobediencia. Explica Robert Dahl que una democracia a gran escala requiera de mecanismos tales como la libertad de expresión y la inclusión ciudadana, pero parece que dichos mecanismo, en determinados ámbitos, no pueden ser aceptados por el orden democrático, político o social del momento.
Simplemente, somos un rebaño de ovejas vigiladas por un pastor, el gobierno, y un perro, las fuerzas del orden, que puedan controlarnos en caso de que nos descarriemos.

Javier J. Trillo

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