Y es que lo que no tiene sentido, es que con la mayor crisis
económica que se recuerda en décadas; la gente no haga nada. Ya lo
decía Punset en numerosas obras, y es que el ser humano va en piloto
automático, hasta que verdaderamente le ocurre algo tan importante,
que empieza a actuar de manera propia, con personalidad.
¿Cuándo algo es verdaderamente importante?
Somos individuos diferentes cada uno de nosotros, y lo que le
mueve a uno le hace más flojo al siguiente. Todo es subjetivo, pues
aunque haya una materia común para todos; cada uno puede procesarla
de manera distinta, y ello hace que los estímulos necesarios para
aquella respuesta que queríamos, sea cambiante e imprevisible.
¿Pero es que una crisis como la de España no ha sido importante?
Claro que sí, yendo de un 8% de paro hasta el 26% de no hace
mucho tiempo; nadie me puede decir que las miles y miles de familias
que se han quedado sin todos sus miembros en paro, no lo estén
pasando mal.
Aún así, la gente no sale a la calle, no se mueve, no grita, no
empieza a actuar. Si hay tanta economía sumergida es en gran parte a
los ciudadanos de a pie. Vale, sí, hay en torno al 70% de esta
economía sumergida que corresponde a las grandes empresas. ¿Pero es
que no trabajan ciudadanos de a pie en estas grandes empresas? Todos
hemos visto más de una vez como las cosas se están haciendo mal,
con trampas, mintiendo y falseando documentos que luego son
imposibles de comprobar lo contrario; y no hemos hecho nada.
¿Por qué el ser humano no actúa?
Miedo. El miedo es esa cualidad (sí, lo es), que nos hace
sobrevivir a numerosos peligros, por los que sin él, acabarían
matándonos. Es el miedo el que nos hace no enfrentarnos a un
problema demasiado grande; el que nos hace no seguir un camino oscuro
y tenebroso y el que nos hace también correr cuando las cosas pintan
mal.
Sin el miedo, seguramente el ser humano habría desaparecido. Pero
a pesar de este carácter de supervivencia que tanto decanta su
esencia; el miedo también nos hace débiles. Porque no se puede
tener miedo a algo que no solo no te va a perjudicar, sino que
seguramente si lo hicieras, te daría mucho bien.
Los ciudadanos no dicen nada por miedo a que los echen de la
empresa, a que otros les tachen de chivatos o simplemente porque lo
ven como normal todo lo injusto que les rodea. Pero es que no están
solos, o no deberían; ya que lo que jamás podrá pasar, es que
todos los ciudadanos se pongan de acuerdo en denunciar un fraude o
corrupción, si alguien no empieza por ello.
Dejemos de poner excusas malas por las que no hacemos nada en
contra de todo lo injusto que vemos a diario. Somos los principales
culpables al quedarnos impasibles ante lo que nos rodea.
¿Cómo arreglarlo?
Jack Foster en su libro “cómo generar ideas”, deja bien
claro; que solo usaremos el cerebro activamente cuando estamos
haciendo algo diferente que haga necesitar nuevas conexiones
neuronales para completar una tarea. No vale leer novelas, no vale
barrer, ni cocinar, ni escuchar música, ni coger el bus ni ir por el
mismo camino de siempre. El cerebro necesita nuevos retos diarios
para ser ejercitado.
Lo bueno es que todo es cambiable si tenemos la actitud correcta.
La política es algo que nos debería importar a todos y que según
las encuestas del CIS no llega ni al 20% de población a la que le
interesa activamente. Es triste, y hace que todo lo que pase frente a
nosotros no lo tengamos en cuenta.
¿Conclusión?
Vamos en piloto automático por la vida sin hacer nada por
cambiarlo. La injusticia, el fraude, la corrupción y muchos otros
delitos muy relacionados con la política son en gran parte por ello.
Actuemos ya y dejemos de criticar a todo el que nos rodea.
Ya lo decía Confucio: "No te quejes de la nieve que cubre el
techo del vecino, cuando también recubre tu casa".
Antonio Valle Padilla
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