domingo, 5 de octubre de 2014

¿FLOJOS, INCONFORMISTAS O PASOTAS?

Y es que lo que no tiene sentido, es que con la mayor crisis económica que se recuerda en décadas; la gente no haga nada. Ya lo decía Punset en numerosas obras, y es que el ser humano va en piloto automático, hasta que verdaderamente le ocurre algo tan importante, que empieza a actuar de manera propia, con personalidad.


¿Cuándo algo es verdaderamente importante?


Somos individuos diferentes cada uno de nosotros, y lo que le mueve a uno le hace más flojo al siguiente. Todo es subjetivo, pues aunque haya una materia común para todos; cada uno puede procesarla de manera distinta, y ello hace que los estímulos necesarios para aquella respuesta que queríamos, sea cambiante e imprevisible.


¿Pero es que una crisis como la de España no ha sido importante?


Claro que sí, yendo de un 8% de paro hasta el 26% de no hace mucho tiempo; nadie me puede decir que las miles y miles de familias que se han quedado sin todos sus miembros en paro, no lo estén pasando mal.


Aún así, la gente no sale a la calle, no se mueve, no grita, no empieza a actuar. Si hay tanta economía sumergida es en gran parte a los ciudadanos de a pie. Vale, sí, hay en torno al 70% de esta economía sumergida que corresponde a las grandes empresas. ¿Pero es que no trabajan ciudadanos de a pie en estas grandes empresas? Todos hemos visto más de una vez como las cosas se están haciendo mal, con trampas, mintiendo y falseando documentos que luego son imposibles de comprobar lo contrario; y no hemos hecho nada.


¿Por qué el ser humano no actúa?


Miedo. El miedo es esa cualidad (sí, lo es), que nos hace sobrevivir a numerosos peligros, por los que sin él, acabarían matándonos. Es el miedo el que nos hace no enfrentarnos a un problema demasiado grande; el que nos hace no seguir un camino oscuro y tenebroso y el que nos hace también correr cuando las cosas pintan mal.


Sin el miedo, seguramente el ser humano habría desaparecido. Pero a pesar de este carácter de supervivencia que tanto decanta su esencia; el miedo también nos hace débiles. Porque no se puede tener miedo a algo que no solo no te va a perjudicar, sino que seguramente si lo hicieras, te daría mucho bien.


Los ciudadanos no dicen nada por miedo a que los echen de la empresa, a que otros les tachen de chivatos o simplemente porque lo ven como normal todo lo injusto que les rodea. Pero es que no están solos, o no deberían; ya que lo que jamás podrá pasar, es que todos los ciudadanos se pongan de acuerdo en denunciar un fraude o corrupción, si alguien no empieza por ello.


Dejemos de poner excusas malas por las que no hacemos nada en contra de todo lo injusto que vemos a diario. Somos los principales culpables al quedarnos impasibles ante lo que nos rodea.


¿Cómo arreglarlo?


Jack Foster en su libro “cómo generar ideas”, deja bien claro; que solo usaremos el cerebro activamente cuando estamos haciendo algo diferente que haga necesitar nuevas conexiones neuronales para completar una tarea. No vale leer novelas, no vale barrer, ni cocinar, ni escuchar música, ni coger el bus ni ir por el mismo camino de siempre. El cerebro necesita nuevos retos diarios para ser ejercitado.


Lo bueno es que todo es cambiable si tenemos la actitud correcta. La política es algo que nos debería importar a todos y que según las encuestas del CIS no llega ni al 20% de población a la que le interesa activamente. Es triste, y hace que todo lo que pase frente a nosotros no lo tengamos en cuenta.


¿Conclusión?


Vamos en piloto automático por la vida sin hacer nada por cambiarlo. La injusticia, el fraude, la corrupción y muchos otros delitos muy relacionados con la política son en gran parte por ello. Actuemos ya y dejemos de criticar a todo el que nos rodea.


Ya lo decía Confucio: "No te quejes de la nieve que cubre el techo del vecino, cuando también recubre tu casa".


Antonio Valle Padilla

No hay comentarios:

Publicar un comentario